Caminaba por las calles
sintiendo una pequeña brisa que inundaba a su cuerpo, tenía que llegar lo más
rápido posible a la tienda, Hamyeong le
había dicho que de vuelta a casa pasara por un pastel para celebrar su cumpleaños,
él había insistido en no festejarlo, después de todo nunca lo había celebrado,
y en sus recuerdos había solo una imagen de felicidad de su cumpleaños, aquella
vez que estaba con ese niño..
...el niño del
peluche...
...Jaejoong....
-¿Qué desea llevar, joven?-
La voz del hombre mayor lo sacó de sus pensamientos, aun después de haber
pasado un tiempo oyendo que se refirieran de esa forma a él, le resultaba
extraño, después de todo años de su vida solo lo habían tratado como un
pordiosero, ahora era cuando más se daba cuenta de que la gente era muy
prejuiciosa, pues lo único que había cambiado en él era la ropa y su aspecto
aseado.
Yunho siempre tenía el
pensamiento en la cabeza de que aunque por fuera se veía como una persona
normal, por dentro seguía con su misma personalidad, y no era que le molestara,
pues él no quería ser como la gente que siempre lo había discriminado en sus
días en la calle.
-Ese pastel por favor- Señaló el pequeño pastel rosa, el mismo que
hace meses atrás había robado para dárselo a Jaejoong. El hombre tomó el pastel
con cuidado y lo envolvió en una cajita pequeña. Se lo entregó en la mano a
Yunho y este lo recibió mientras entregaba el dinero para pagar el pastel.
Mientras salía de la tienda
comenzaba a hacerse las cientos de preguntas que le azotaban fuertemente la
cabeza todos los días, ninguna vez dejó de preguntarse cosas respecto al niño
del peluche, sentía una necesidad de saber sobre él, pero sabía que no debía
involucrarse con Jaejoong, aunque ahora ya no fuera un niño de la calle, Yunho
creía que Jaejoong en estos meses debe de haber ido a algún tratamiento por la
gran tragedia que había experimentado, y seguramente si el volvía a aparecerse
en su vida recordaría aún más esas feas cosas y le arruinaría aquel tratamiento.
Sentirse nostálgico y triste
era algo de todos los días. Aunque Hamyeong siempre tuvo la mejor intención de
ayudarlo aún no podía sentirse feliz, seguía sintiéndose solo, seguía sintiéndose
vacío y culpable. Él solo había querido a dos personas en toda su vida; la
primera persona era obviamente su mamá,
que lo había abandonado solamente a sus cortos cinco años. y la segunda
persona que era Jaejoong....al cual, él había abandonado cuando más lo
necesitaba, pero lo había hecho pensando que sería lo mejor ya que recibiría
mucha ayuda y gente que lo quería mucho.
Se sorprendió así mismo
viendo como había llegado a su tan conocido callejón, a su antigua casa que lo
había visto pasar toda su historia con el niño. Entró sin pensarlo dos veces, sintiéndose cada vez más nostálgico
cuando tuvo que frenar al sentir algo en su pie que no dejaba que siguiera su
camino, cuando bajó la cabeza para ver que dificultaba su camino la reacción involuntaria
fue inmediata, sus ojos se humedecieron sin impedirlo.
“No puede ser....” Pronunció,
con el poco aire que le quedaban en sus pulmones por el gran impacto emocional.
Dejó el pastel en el suelo para recoger a ese pequeño recuerdo entre sus manos,
estaba completamente sucio y dañado, tenía partes rotas y ni siquiera se notaba
su color, ya que estaba cubierto de polvo. No podía creer que después de cinco
meses aun estuviera en el mismo lugar ¿Jaejoong no se lo había llevado? Se
preguntó así mismo y la idea lo entristeció de inmediato. ¿Cómo se iba a
recuperar Jaejoong si no tenía a ese pequeño osito? Siendo que ese osito era
todo para el pequeño. En ese mismo instante se dió cuenta de que algo andaba
mal, si el niño no tenía a su osito no podría estar bien, siempre que tenía un
cambio de emoción brusco abrazaba a su osito para buscar conforte, pero si el
peluche no estaba junto a él ¿Cómo se confortaba ahora? La sola pregunta lo
hizo sentirse mal de inmediato, y reprendiéndose así mismo por no venir antes a
este lugar comenzó a correr velozmente, él le entregaría su peluche a Jaejoong
y comprobaría que esté bien
No recordaba a la perfección
todo el camino pero después de preguntar a varias personas por la dirección
supo que había llegado a la casa correcta cuando estaba parado en frente de
ella. Tocó el timbre y una voz desconocida para sus oídos lo recibió
“¿Diga?” Preguntó, la persona desde el altavoz, hizo
memoria pero sabía que esa no era la voz de la tía de Jaejoong, aún la
recordaba bien.
“Necesito hablar con Jaejoong” No sabía si lo
recibirían así de fácil pero igual lo intentó.
“¿Mm? Está usted equivocado, aquí no vive ningún Jaejoong.” Confusión fue
lo que entró en su cabeza, pues sabía que esta era la casa correcta.
“Soy amigo de él, de Kim Jaejoong” Repitió,
pensando en que si decía que eran amigos quizás la señora le diría que el niño
si se encontraba adentro.
“Le repito que aquí no hay ningún Jaej...¡Espere! ¿Dijo
Kim? La antigua familia que vivía aquí se apellidaba Kim, creo que era una
mujer y un adolescente. Pero ya se mudaron hace unos meses” Contestó y Yunho
pudo sentirse destruido en aquel instante ¿Qué haría ahora?, realmente
necesitaba ver al niño, desde que se le había metido en la cabeza de que se
encontraría con él las ansias que había tenido de verlo durante todos estos
meses se incrementaron grandemente, pero ahora que no sabía su paradero ¿Cómo podría
hacerlo?.
“¿Usted sabe dónde viven ahora?” Intentó, aunque le dijera que ahora vivían en el
continente más lejano, él se las arreglaría de alguna forma e iría a buscarlo,
solo necesitaba saber dónde ir.
“No, lo siento pero no pregunté” Dijo la señora.
“De acuerdo, gracias”
Contestó Yunho sintiendo como su esperanza se iba derrumbando a pasos gigantes.
Ahora nunca podría entregarle el osito a Jaejoong....ahora nunca podría
disculparse por haberse ido....Porque sí, ahora sumándole peso a la culpa que
sentía por la tragedia de sus padres, vivía con la culpa de haber dejado al
niño.
Despidiéndose de la señora
del altavoz comenzó su regreso, tendría que aceptar seguir viviendo con aquella
nostalgia en su corazón, porque sabía que nunca olvidaría al niño y también
tenía sumamente claro que él tampoco estaba dispuesto a querer olvidarlo.
No había dejado de caminar
por dos largas horas, Jaejoong había estado ocupando su cabeza, pensando en cómo
hubiera sido contarle al niño que ese hombre que antes les regalaba comida, lo
había acogido en su hogar brindándole todas las cosas necesarias que podía necesitar
para vivir, Hamyeong lo trataba como si fuera su propio hijo, y Yunho estaba
totalmente agradecido por eso, aunque él no pudiera quererlo de la manera que
se podía querer a un padre le guardaba mucho respeto en su corazón.
Su larga caminata lo hizo
volver a aquel lugar, quería ver si funcionaba como en el pasado.
Quería
comprobar que la antigua plaza a la que solía frecuentar mientras se recostaba
en las bancas a mirar las nubes lo tranquilizaría como antes, necesitaba un
poco de paz antes de volver a "su"
hogar, que de seguro HaMyeong lo estaría esperando para celebrar su cumpleaños.
"Que importa un
cumpleaños" Susurró para sí mismo, aún no tenía interés en su cumpleaños y
reconocía que le molestaba un poco cuando otros le daban mucha importancia.
Dio unos pasos más, quería
llegar a la misma banca en la que siempre se recostaba, pero se detuvo al ver
unos pies en el extremo, había alguien que estaba recostado mirando al cielo.
Desde el ángulo en el que se encontraba Yunho no podía verle la cara a aquella
persona pero dedujo que era un hombre por las zapatillas que el otro estaba
usando. Pensó un momento en que hacer, pero resolvió su duda interna rápidamente,
él esperaría lo que debiese esperar por esa banca, después de todo, él siempre
se había recostado en ella, no sería lo mismo hacerlo en otra.
"Qué
infantil..." Dijo regañando su
propio comportamiento, se sentó en la banca de enfrente esperando que el chico
se fuera, pero aunque pasaban los minutos veía como el otro ni siquiera se movía
un poco. Al mirar la figura del otro, vio que se veía como un joven de
contextura delgada, quizás si lo iba a echar de la banca el saldría
ganando...Pero desechó su inútil idea al ver como el muchacho que estaba
recostado en frente de él levantaba su mano lentamente hacia arriba, como si
quisiera tocar el cielo. Yunho tragó saliva fuertemente al ver tal acto el cual
él estaba acostumbrado a hacer, pensó en que quizás había otra persona a la que
le relajaba mirar el cielo aparte de él y de ...Jaejoong.
Ya cada vez se hacía más
oscuro y Yunho se sentía cada vez más miserable, ni siquiera podría hacer esto
que tanto anhelaba, estaba dispuesto a pararse y volver cuando el muchacho
comenzó a moverse, Yunho se quedó quieto en su lugar observando como el chico por
fin se iría y lo dejaría ocupar la
banca. Miró el osito de peluche en su mano y sonrío.
Vio como el muchacho de
enfrente aún estaba sentado en la banca de enfrente con las manos en su cara,
Yunho tuvo la sensación de que quizás estaba llorando ya que se veía muy afligido,
al parecer la banca no le había relajado como él pensaba. Escuchó como el
muchacho comenzaba a toser fuertemente, ya era de tarde y estaba haciendo frío,
y aunque Yunho llevaba su chaqueta puesta sintió lástima por el otro al verlo
tan desabrigado. Se acercó al chico que aún tenía sus manos en su cara, y al
estar más cerca pudo darse cuenta que si estaba correcta su suposición, ahora
podía escuchar más fuerte el llanto del otro.
"Hola soy
Yunho..." Comenzó a decir, no sabía realmente porqué estaba haciendo esto,
pero nunca había sido del tipo de persona que le gustaba ver mal a los demás,
aunque a en su vida no lo hubieran ayudado, a él le gustaba ayudar a los demás,
quizás ese había sido su gran defecto en la vida, quizás por eso se había
encariñado tanto con Jaejoong "Toma, veo que no has traído tu abrigo,
puedes usar el mío yo no vivo tan lejos de acá" Le dijo amablemente
esperando que el otro lo aceptara, pero pudo notar como el otro se iba quedando
cada vez más quieto sin responder, era como si estuviera sumergiéndose en su
propio mundo "¿Estás bien?"
"¿Y-Y....unh-ho...?"
y ahora fue su turno para quedarse totalmente inmóvil, quizás se sentía
demasiado triste, quizás lo extrañaba mucho, o realmente se estaba volviendo
loco, pero en ese momento podía asegurar que esa voz era la misma voz que había
escuchado hace un tiempo atrás.
La voz de Jaejoong.
Sin siquiera pensar que lo
más probable era que hubiese escuchado mal, tomó ambas manos del otro destapándole
la cara con muy poca suavidad, y su corazón se paralizó cuando vio por fin esa
cara tan blanca y pequeña a la que había deseado tanto ver, era el niño del
peluche. Sentía sus piernas cada vez más débiles así que rápidamente se sentó a
un lado de la banca, sin dudas era su Jaejoong.
"Jaejoong...Jae...joong....eres
tú ¡Jaejoong! "Gritó y el otro sonrió con ojos llorosos, pero no parecía
emocionado o enojado en absoluto por lo que Yunho supo que algo andaba mal,
trató de controlar toda su alegría por tener al niño al frente suyo para poder
hablar con él
"Jaejoong soy yo" Le dijo con voz temblorosa, tenía
tantas ganas de abrazarlo.
"Lo sé...Todos los días…
Eres tú..Yunho" Contestó cerrando sus ojos fuertemente, quería dejar de oír
la voz del "supuesto Yunho"
que sabía que no era real, Jaejoong no quería ilusionarse como ya lo había
hecho todos los días en los que siempre se le aparecía Yunho en sus sueños o
fuera de estos.
Yunho quedó muy confundido
ante las palabras del otro, era como si el chico aún no lo reconociera, vio
como Jaejoong seguía con ambos ojos cerrados fuertemente mientras su
respiración comenzaba a hacerse más agitada.
"¿Qué sucede?"
Preguntó al ver el repentino cambio que estaba teniendo el niño, con sus puños
apretados y la cara le comenzaba a transpirar más de lo normal.
"La al-lucinación...
m-más larga que.... he tenido ¿ aún n-no te vas Y-Yunho?" Y dio un gran
suspiro, entendiendo la situación ...Jaejoong ¿Creía que él era una
alucinación?.
Sin pensarlo más tiempo,
tomó suavemente la mano del niño y se acercó a él bajando la cabeza hasta estar
tan cerca del otro que sus labios se tocaron, Yunho estaba besando a Jaejoong
que abrió los ojos totalmente sorprendido, dándose cuenta de que esto no lo
podía hacer una alucinación.
"Y-Yunho..."
Pronunció débilmente, recién asumiendo de que al fin, después de cinco meses,
no era parte de su imaginación...él estaba viendo a Yunho, al real.
"¿Ves? ¿Me reconoces?
soy Yunho"
No le gustaba escuchar
llorar a Jaejoong, nunca le había gustado. pero esta vez, se sintió
inmensamente feliz al oírlo, pues sabía que esta sería la última vez que lo
escucharía llorar. Cuando el chico se estaba calmando de apoco, Yunho tomó
finalmente su chaqueta y la colocó en los hombros del otro para que no sintiera
frío.
"¿Cómo has
estado?" Siempre se había sentido incómodo preguntándole cosas a Jaejoong
ya que no sabía hasta qué punto llegar con el niño, pero Jaejoong negó con su
cabeza demostrándole que no se preocupara.
"Yo he ido...siempre a
callejón" Había notado desde hace un rato que la forma en la que estaba
hablando el niño no era normal, era como si le costase decir algunas palabras,
Yunho tuvo la idea de que quizás nuevamente había estado tiempo sin hablar pero
no preguntó respecto al tema." Iba a...v-ver... si volvías....p-por
mí" Dijo tímidamente al otro, Recordando cómo cada semana iba al callejón
y se quedaba por todo el día levantando la cabeza esperanzadamente al escuchar
alguna pisada pensando en que podría ser Yunho, que volvía para estar con él
nuevamente, pero nunca llegaba y tenía que volver nuevamente a casa ya que su
tía comenzaba a preocuparse fácilmente y le había dejado salir si volvía antes
de que fuera muy tarde, pues aún tenía que seguir con su tratamiento.
"Lo siento...No podía
volver, con tu tía nunca pasarías hambre como lo podías pasar conmigo" Le
respondió lo más sincero que pudo, aquella vez, cuando dejó a Jaejoong fue la
decisión más difícil por la que tuvo que haber pasado.
"Pref-ería..e-el
hambre" Yunho bajó la cabeza entristecido, arrepintiéndose de su decisión
tan egoísta ¿Por qué no lo habló antes con Jaejoong? Quizás había alguna otra
salida...pero pensar en eso ahora ya era muy tarde y Yunho lo sabía, no podía
sentirse más que culpable.”N-No te
preocupes....N-Nunca h-he tenido en-nojo h-hacia tí" Le dijo amablemente
el niño, con aquella mirada tan característica que tenía dejando a Yunho sin
habla por unos momentos.
"Toma, lo he traído
para ti" puso el osito de peluche en las manos del otro, viendo como su
expresión cambiaba a una de felicidad absoluta, Yunho sabía cuánto significaba
ese osito para Jaejoong y al ver como el otro lo abrazaba fuertemente supo que
lo había extrañado mucho.
"N-No lo recogí del
callej-jon....p-para que supieras....q-que t-te estaba b-buscando" Dijo el
niño y Yunho se sintió completamente estúpido al no haberse dado cuenta de tal
señal. Aun sabiendo que Jaejoong no podía estar sin ese pequeño osito no se le
había ocurrido que el niño lo había dejado en el mismo lugar para que él se
diera cuenta de que aún lo recordaba. Sonrió felizmente al ver como el niño
seguía abrazando tiernamente al peluche, y en ese momento se dió cuenta de que
Jaejoong lo había hecho sonreír por segunda en vez en un cumpleaños. Era como
si el chico tuviera una especie de don que lo hacía sentirse feliz sin si
quiera poner esfuerzo
"Gracias,
Jaejoong" Pronunció desde su interior.
"¿Gracias..P-Por
q-qué?"
"Por hacerme
sonreír" Jaejoong le devolvió la
sonrisa dejando su osito en la banca mientras estiraba sus brazos para abrazar
a Yunho.
Gracias Jaejoong,
por hacer que ya no me sienta como un niño olvidado.
FIN.
NOTA: Hola primero...disculpas por no subir el epílogo el día jueves, no tenía internetToT es primera y última vez que no se actualiza en la fecha dicha :c
Y...Espero que les guste el epílogo...Gracias por sus comentarios =D!
Ojala nos sigan con los fanfics que vienen^o^