viernes, 26 de diciembre de 2014

Forgotten children: Capítulo dos



"¿Papá por qué estás haciendo esto?" Miraba cada golpe que su padre le entregaba a su mamá….


"¡Papi déjala por favor!" Mamá estaba llorando, pero él solo podía verla desde la ventana de la cocina, papá lo había encerrado ahí mientras su madre lloraba y pedía ayuda….


"¿Mamá por qué estás llorando?” <<Mamá llora porque tu no la defiendes>> le decía 
una voz…


"¿A dónde llevan a mis papas?" <<Se los llevan a un lugar donde no volverán, donde tu nunca más volverás a verlos>>
"

¡Que alguien me ayude! ¡Mami, no quiero estar solo!" <<Tú hiciste que mamá te dejara solo, por tu culpa>>…


Por tu culpa…..tu culpa….



Abrió los ojos sintiendo el sudor que caía de su frente, también cayendo de sus manos empapadas, estaba desorientado mirando hacia cualquier parte en que sus ojos se posaran. Tenía el pecho totalmente oprimido, hasta sintiendo que no podía respirar Por lo que trató de calmarse solo, aspirando y exhalando suavemente para poder lograr volver a sentir de manera correcta que  entrara el aire

 Se inclinó, pudiendo divisar a una persona mirándolo de cuclillas abrazando fuertemente a su osito de peluche, con su cara totalmente paralizada del horror. Yunho al ver la cara del niño pudo comprender toda la situación y acordarse de lo que ayer había ocurrido, lo más probable era que el niño se haya asustado por los fuertes gritos que había tenido, por culpa de sus tan indeseables pesadillas. Pasó su mano por su cara limpiándose algunas gotas de transpiración y puso una cara serena, tratando de que el muchacho borrara esa expresión, la cara del muchacho no hacía más que confirmarle  que el causante de esa preocupación no era nadie más que era él.

"Está bien, no tienes que asustarte, son solo sueños..." >>Terribles sueños<< Corrigió en su interior sin decirlo en voz alta, no quería preocupar más al muchacho. "Cambia esa cara" Le dijo y   se acercó gateando al niño, acercando su mano y poniéndole el dedo en medio de las cejas, subiéndoselas,  poniéndolas en una posición normal y así cambiándole la expresión asustadiza que tenía el chico, pero este al sentir la mano del otro se estremeció mirando directamente al suelo. Yunho no viendo que había incomodado al niño, siguió haciendo de las suyas y esta vez con las dos manos acercándola a la cara del muchacho y tomándole las mejillas con cada una de ellas, estirando su cara hasta hacer que se formara una forzada sonrisa en su rostro.

El muchacho abrió los ojos grandemente  al ver la acción de Yunho y alejó su cara rápidamente, asustado, ni siquiera podía parpadear por lo que para evitar la mirada del otro colocó el osito por encima de él, escondiéndose inútilmente.

"Tranquilo" Le dijo Yunho arrepentido al ver el susto del otro, no sabía que al chico le iba a causar esa reacción un simple contacto físico, así que  se alejó para demostrarle al chico que no lo volvería  a hacer pero el pequeño seguía totalmente asustado "¿No lo haré más, de acuerdo?" El niño comenzó a bajar el osito de a poco, viendo la mirada de arrepentimiento del otro.

Cuando el peluche quedó nuevamente abajo, ambos se estaban mirando sin decir una palabra, Yunho había quedado sumamente preocupado y pensando en que tendría que pensar bien en cómo tratar al chico, estaba seguro de que algo malo le había ocurrido y por eso tenía esa personalidad tan recatada y tímida. Pero todavía tenía en su mente una duda la cual quería que fuera respuesta con mucha ansia.

"¿T-Tu...no puedes hablar?" El niño se incomodó de inmediato, y giró la cabeza, dándole a entender a Yunho de que él no hablaría o se referiría a ese tema, por lo que decidió seguir con otro tipo de preguntas "¿Cuántos años tienes?" Preguntó y recordó de inmediato que si el niño no tenía pensado hablar entonces solo podía hacerle preguntas en las que pudiera contestar si o no, así que rectificándose, postuló nuevamente la pregunta "¿Tienes...Mmm Diez y seis años?" Estaba redondeando a una edad que le pareciera más segura, por las facciones y características del niño, Yunho había predicho que tenía a lo menos uno o dos años menos que él, pero se sorprendió al ver como el niño negaba con la cabeza "¿Eres menor?" volvió a preguntar para poder acertar a su teoría pero el chico nuevamente negó con la cabeza "¿Diez y siete?" Preguntó, quizás podían ser de la misma edad. 

Repentinamente el niño del peluche asintió lentamente, dándole a Yunho un regocijo interno al saber al menos la edad del otro. Quiso preguntarle porqué llevaba con él a un osito de peluche si tenía diez y siete años, pero cerró la boca pensando que tal vez tenía algún valor sentimental para él.

Yunho se vio interrumpido en sus pensamientos al escuchar un extraño ruido, miró a todas partes pero no pudo localizarlo, cuando volvió a sentirlo vio que la cara del chico se iba tornando cada vez más colorada con una expresión avergonzada y entristecida, cosa que le sirvió para darse cuenta de que el ruido era proveniente del estómago del otro, el chico tenía hambre y al recordarlo, Yunho comenzó a tener esa misma sensación de querer una comida desesperadamente.

"¿Tienes hambre?" Preguntó aun sabiendo la respuesta perfectamente, lo cierto era que quería tener más "plática" si así se podía llamar, con aquel niño. "La verdad es que no tengo comida" Declaró y el chico puso una expresión triste resignándose a que no comería. Yunho fue tocado profundo por la actitud del otro, y aunque no sabía cómo conseguir la comida, estaba seguro de que la obtendría. "Está bien, ya sé dónde conseguirla" Le dijo pensando en que tendría que ir a robar a otra tienda, le hacía sentirse de alguna manera extraña en solo imaginarle que le daría comida robada a aquel inocente muchacho, pero pensó en que si no lo hacía, ambos estarían muriéndose de hambre por un largo tiempo " Iré a buscarla, espérame aquí y volveré enseguida ¿De acuerdo?" El chico asintió apretando al osito fuertemente entre sus manos.
Yunho se puso de pie comenzando a salir del callejón, miró a todos lados antes de abandonarlo viendo que no hubiera ningún peligro para el niño mientras que él se fuera a 'conseguir' la comida. Miró por última vez al chico, encontrándose con la atenta mirada que este le estaba devolviendo, esperando por que volviera tan pronto como fuera posible con esa comida.

Siguió caminando, se había alejado harto camino desde el callejón, si es que lograba robar necesitaba refugiarse nuevamente lo más lejos posible para que no lo capturaran. Iba viendo tienda por tienda analizando que podría tomar, iba sacando pequeñas cosas hasta que vio un lindo pastel y pensó en que el muchacho estaría feliz de poder comer uno, además pensó en que quizás hoy era un buen día para comer pastel, él mismo no probaba un poco desde hace años. Así preparó mentalmente su escapada, como sería para poder salir invicto.

Tomó el pastel entre sus manos, fingiendo analizarlo falsamente para dar una vista de que estaba mirándolo para después comprarlo. El dueño de la tienda estaba mirándolo fijamente y Yunho estaba consciente, después de todo sabía que su aspecto descuidado daba desconfianza en las personas.  Con el pastel en sus manos comenzó a correr velozmente.

"¡No lo dejen salir! ¡ladrón, ladrón!" Empezó a gritar el dueño del local que ya había sospechado del muchacho. La gente empezaba a gritar y dos hombres que parecían ser trabajadores de la tienda, al grito del jefe corrieron detrás del reciente 'ladrón'.
Yunho salió rápidamente de la tienda, pero al estar en la calle, se topó frente a frente con el niño apretando firmemente a su osito de juguete. Yunho lo miró sorprendido, pensando desde cuando el chico había comenzado a seguirlo y del por qué no se le había acercado. Oyó gritos desde dentro de la tienda alertándose de que no era hora para maquinar cosas y que tenía que salir huyendo lo más pronto posible.

El chico estiró su cuello curioso mirando porqué la gente en la tienda corría gritando insultos, no podía comprender hasta que sintió como era agarrado de una mano firmemente siendo obligado a correr, miró que Yunho mientras lo iba jalando fuertemente para que corriera más rápido llevaba en su otra mano un pastel y pudo entender finalmente la situación, él había robado aquel pastel en esa tienda y por eso venían hombres tan furiosos persiguiéndolos.

Yunho al ver que los hombres venían acercándosele, comenzó a correr más fuerte, a todo dar pero el chico cada vez iba más cansado y en ese mismo instante escuchó un quejido de parte del otro. Volteó rápidamente al ver como el muchacho movía su mano tratando de zafarse del agarré, Yunho no entendía el comportamiento del niño hasta que vio al peluche de este botado unos pasos más atrás, decidió que no era hora de perder el tiempo, tenían que salir corriendo lo más rápido posible pero la cara de tristeza del niño hizo perder cualquier firmeza en su decisión por lo que cerrando los ojos mientras suspiraba puso el pastel en las manos del niño, realmente no sabía que pasaba en su cabeza para tomar una decisión asi.

"¿Sabes el camino?" Preguntó aceleradamente y el niño respondió asintiendo con su cabeza "Bien, lleva este pastel hasta allá y espérame. Yo iré por tu osito ahora ¿De acuerdo?" El niño miró con ojos de sorpresa al escuchar las palabras del otro pero salió de su trance al ver como Yunho lo instaba a seguir corriendo "¡Vamos! ¡Corre, corre!" instruyó, y el chico hizo caso corriendo con el pastel en sus manos.
Yunho miró hacía atrás viendo como los hombres seguían corriendo cansadamente, así que se apuró retrocediendo velozmente mientras alcanzaba a recoger el juguete del suelo.

"¡Ahí está! ¡Corran, no lo pierdan de vista!" Gritó uno de ellos, pero si había una ventaja para Yunho en esta situación, era que él era mucho más joven y ya estaba acostumbrado a estas persecuciones, por lo que todavía con gran energía salió en marcha nuevamente para poder alcanzar al niño. Miraba al peluche mientras corría tratando de encontrarle alguna señal para ser tan valioso para el muchacho, si es que se lo había regalado algún pariente cercano al muchacho, pero no encontró nada.

Por última vez miró hacia atrás comprobando de que nadie lo viniera siguiendo antes de entrar al callejón y ver al muchacho sentado con la cabeza apoyada en sus piernas, no podía verle el rostro por lo que acercándose cuidadosamente posó el osito de peluche enfrente de él. El niño al sentir algo rozándole el pelo, levantó la cabeza y no pudo ver nada más que a su osito de peluche, lo tomó y lo apretó contra su pecho melosamente.

Yunho miró la tierna escena y una sonrisa casi imperceptible se formó en su rostro, su corazón se sobresaltó ante lo reciente ¿Él había sonreído? No podía creerlo ya que desde hace mucho tiempo no recordaba que hubiera sonreído sinceramente, tocó su rostro tratando de palpar ahora, la inexistente sonrisa y luego miró al chico impresionado, después de todo él había hecho que riera después de mucho tiempo de no hacerlo.

"Gracias por traer el pastel ¿Quieres comer? " Preguntó, viendo como la expresión del niño se volvía rígida, sabía que el chico había podido entender la situación, y que este le negara con la cabeza queriendo decir que no quería comerlo aun teniendo mucha hambre, confirmó sus sospechas.

Hace muchos años que no volvía a experimentar el sentimiento de la 'vergüenza', pero era en este momento en el que lo volvía a sentir junto al fuerte arrepentimiento, este niño no se merecía que él le diera algo robado.

"No lo volveré a hacer" Dijo, no entendía muy bien por qué debería de haberle estado diciéndole que no lo haría, después de todo él siempre había seguido sus propias reglas, pero aquel chico hacía sacar esos buenos sentimientos que estaban tan ocultos en él, y en cierta parte eso no le desagradaba, volvía a sentirse como se sentía antes de tener tantas preocupaciones, como un niño pequeño.

"Lo estoy prometiendo, pero por favor come. Solo por hoy" Sugirió, si el chico no comía ahora, sabía que podía enfermar y él no sabía cómo lidiar con una persona enferma. Todas las veces que él había pasado por enfermedades nadie lo había ayudado, solo él esperaba hasta que desaparecieran las molestias. No le importaba enfermarse, después de todo sabía que si moría por alguna enfermedad, no sería gran cosa y a nadie le afectaría su muerte.

El muchacho vio el verdadero arrepentimiento en la cara del otro por lo que asintió a lo que Yunho le había propuesto. Se olvidaría de la forma en que había visto como conseguía ese pastel y comería, también estaba realmente con mucha hambre.

"No tengo cubiertos..." comenzó a decir Yunho, pero el niño solo asintió para darle tranquilidad y para querer demostrarle que eso no le importaba, estiró una mano sacando un puñado de pastel llevándoselo a la boca, repitiendo la acción nuevamente. Yunho observando al muchacho sintió un regocijo en su interior, y comenzó a comer también de aquel delicioso bocadillo.

"¿Sabes? He tenido mucha curiosidad sobre ti" Comenzó a decir y el niño escuchaba atentamente mientras seguía masticando "Está bien que no me respondas, pero al menos merezco saber tu nombre ¿No?" El chico subió la vista y para sorpresa de Yunho asintió 

"¡¿Oh, realmente me lo dirás?! ¿Pero si no hablas, cómo?" El niño miró a todas partes hasta encontrar el pequeño osito, volteándolo se lo estiró a Yunho pero este no comprendía que era lo que el niño estaba haciendo hasta que con su mano, la que tenía una pequeña quemadura apuntó a la patita del juguete, donde debajo de ella salía escrito un nombre. Yunho abrió la boca de la sorpresa.

"¿Jaejoong? ¿Te llamas Jaejoong?" el otro asintió agarrando otro pedazo de pastel entre sus manos "Ese es un nombre muy lindo....Pero creo que ya lo había escuchado en otra parte ¡Oh, sí! Recuerdo haber conocido a una niña con ese nombre cuando era pequeño, ella era muy lin…" Jaejoong levantó la vista de inmediato sintiéndose ofendido ante la repentina broma del otro "Es mentira, es mentira...Tu nombre es muy lindo, Jaejoong" Dijo sinceramente mirando al chico que bajó su mirada enseguida tomando de vuelta a su peluche, dejándolo entre sus piernas.

Miró al cielo que ya estaba oscureciéndose y sintió una brisa venir hasta ellos, comenzaba a hacer frío. Él estaba totalmente acostumbrado a las temperaturas bajas pero no tenía claro si el niño lo estaba, por lo que miró y vio que el chico solo venía con una chaqueta. Comenzó a preguntarse de donde podría venir aquel niño, de qué tipo de familia y desde hace cuánto estaba en las calles, por su actitud sabía que no debía de llevar mucho tiempo.

"¿Tienes casa?" Se atrevió a preguntarle, Jaejoong se tensó enseguida escuchando la pregunta del otro, pero aun así negó con la cabeza "y...¿Familia?" Sabía que era una pregunta que quizás no debería haberla hecho por el corto tiempo en que llevaban conociéndose, pero era la primera persona quien no lo había alejado, era la primera persona de la cual Yunho se veía necesitado a ayudar, ya que cada vez que lo miraba veía reflejado en él a su antigua personalidad. El chico aun incomodo miró hacia Yunho, este creía que el niño no le respondería pero para su sorpresa nuevamente negó con la cabeza. Iba a hablarle pero observó calladamente como el niño se paraba tomando a su osito y caminó hacia el lugar donde él le había indicado que durmiera ya que había tratado de hacerlo lo más cómodo posible aun en las precarias circunstancias en la que se encontraban, por su parte él dormía enfrente para sí poder observar mejor la entrada al callejón y que nadie viniera a molestarlos innecesariamente. Tenía claro que el chico podría llamar la atención de cualquier persona con malas intenciones por lo que tenía que cuidarlo.

Yunho se alertó al darse cuenta de sus pensamientos, la palabra "Cuidarlo" había pasado por su mente ¿Él podría cuidar a alguien? Aunque era un don nadie, tenía perfectamente claro que  si el niño no tuviera a nadie para estar acompañándolo, él estaría dispuesto a convertirse en alguien para él.

"Jaejoong discúlpame si te abrumé con mis preguntas" Se disculpó acercándose al niño que estaba recostado. Y este levanto la mirada y como respuesta solo asintió tímidamente. "Me gustaría poder escuchar alguna vez tu voz ¿Algún día la escucharé?" Le preguntó y el muchacho se encogió de hombros, no sabiendo que responderle con seguridad.

Yunho se sintió satisfecho con esa 'respuesta' ya que no había sido negativa, por lo que le dejaba una esperanza de poder escucharla, sonrió por segunda vez en el día y se tapó la boca de inmediato, como si una sonrisa fuera algo malo que nadie pudiera ver. Jaejoong pudo captar toda la situación y se tapó la cara con el peluche. No había entendido la acción del muchacho hasta que vio en una esquina del osito de juguete el ojo del niño curvado en una forma que nunca lo había visto, se sintió bien por dentro al darse cuenta de que el chico estaba riéndose silenciosamente y se había tapado con el peluche para que él no pudiera verlo sonreír, suspiró al darse cuenta de que al parecer no era la única persona que no le gustaba reír, en realidad no era que a él no le gustará reír, si no, era que él no tenía motivos, pero comenzó a maquinarse la idea por la cabeza de que quizás por fin había encontrado un motivo para sonreír nuevamente.

Miró por última vez al niño acostado que bajaba el osito, dejando descubierto de nuevo su rostro.

"Dicen que no es malo sonreír, menos si lo hacen personas afectadas negativamente por el destino, como nosotros dos" Dijo, él aun no sabía por todo lo que Jaejoong había pasado hasta llegar ahí, pero tenía seguro que no era bueno si estaba en el mismo lugar que él. El chico lo miró con una expresión indescifrable en su rostro, por primera vez, el que se veía más vulnerable esta vez, era Yunho.

Trató de dejar de pensar en ese tipo de cosas que solo lo hacían entristecerse al ver el repentino cambio de humor del niño, si quería ayudarlo no podía estar provocándole más tristezas innecesarias.

Caminó hasta llegar al frente del niño, en donde se encontraba su lugar en donde dormiría. 

Se acostó pensando en los recientes sucesos y no quería dormir, no quería soñar porque sabía que cada vez que su corazón se encontraba vulnerable volvía a soñar eso mismo, ese sueño que siempre lo perturbaba haciendo que recordara cosas que no quería recordar, que quería mantener escondidas dentro de su cabeza en algún rincón donde no pudieran salir nunca.

Acostado se daba vuelta para todos lados tratando de encontrar alguna posición cómoda, pero no lo lograba. Los cartones eran tan incómodos que hacían doler su cuello y lo más probable era que al día siguiente despertaría con un fuerte dolor por dejar su cabeza apoyada tan mal. Se alegró al acordarse que había dejado varias bolsas llenas de telas en el lugar donde estaba durmiendo Jaejoong, por lo que estaría durmiendo un poco mejor.

Se había rendido a poder encontrar una mejor posición en aquel lugar tan duro y liso así que se decidió a cerrar los ojos, iba a tratar de conciliar el sueño para mañana estar con energías cuando algo, o más bien alguien tocó de su brazo. Él se dio vuelta rápidamente en alerta dispuesto a darle algún puñetazo a cualquier desconocido con el que se encontrara 
pero al divisar la cara del niño su semblante se relajó.

"Oh, Jaejoong me has asustado ¿Qué sucede?" Preguntó, todavía calmándose así mismo.
Vio como el chico se arrodillaba a su lado estirando sus brazos, ofreciéndole con ellos a su osito de peluche. Yunho miró la escena sin comprender hasta que el chico viendo que él no agarraba el oso, lo colocó en el lugar donde Yunho apoyaba su cabeza para dormir. Iba a decir algo pero el niño se paró rápidamente sin dejar que el otro protestara o diera las gracias. Pudo comprender que el muchacho le estaba prestando su tan querido peluche para que él pudiera pasar una noche más cómoda, debe haber observado la molestia por la que pasaba.

No sabía cómo reaccionar ante tan muestra de bondad, esto solo confirmaba sus pensamientos ante el corazón inocente y noble que tenía el otro, era nuevamente un momento en el que Jaejoong le hacía experimentar situaciones diferentes a las que no estaba seguro como responder.

Con el pulso a mil agarró el peluche tan preciado del chico y lo miró.


"Gracias Jaejoong,  hoy me has hecho pasar el mejor cumpleaños" dijo al osito pretendiendo que al que le hablaba era el niño. Se acostó poniendo su cabeza encima del peluche, cerrando los ojos mientras sentía una pequeña gota descender de su ojo, pero no era una gota de tristeza, esta vez no.


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NOTA: ¡Gracias por sus comentarios anteriores! ¿Les está gustando la historia? Espero que sí y me dejen sus comentarios^^ 
nos leemos el proximo viernes :)

viernes, 19 de diciembre de 2014

Forgotten Children: Capítulo uno



-¡Maldito mocoso! ¡Llamaré a la policía!- Seguía escuchando los gritos que le daba el hombre de la tienda, aunque poco le importaba. Era la segunda vez que iba y le robaba, pero es que ¿Qué más podía hacer? No era como que si le gustara robar tiendas pero es que con esta situación ya no sabía a qué tipo de método recurrir.
 Seguía corriendo y corriendo hasta que llegó a un callejón que estaba totalmente vacío, solitario por lo que aprovecho y se sentó calmando su respiración y comenzó a comer el bocadillo que había hurtado de esa tienda suspirando, todavía culpándose por su reciente acción ¿Cuándo dejaría de tener este cargo de consciencia después de robar? se preguntaba mirando la bolsa, viendo que quedaba un pan más en ella. Lo envolvió cuidadosamente suspirando, decidiendo que se lo comería en la noche en cuanto le diera hambre, tenía que saber racionar bien la comida, ya que entre más rápido se acabara significaba que tenía que volver a robar nuevamente.

Comenzó a caminar por los alrededores viendo a la gente pasar sonrientes sin ningún problema en sus cabezas, sin tener que preocuparse todos los días por si es que tendrán que comer, o el miedo de enfrentarse a una nueva peligrosa situación. Empezó a preguntarse como muchas veces anteriores ¿Por qué él tenía que vivir de esta forma?, Lo cierto era que  tantos años viviendo así, ya se había resignado a la vida en la calle pero todavía no comprendía porque este desafortunado camino le había tocado a él ¿Por qué entre tantas personas la vida de él tenía que haber sido así? El destino era muy cruel con algunas personas.

Sabía que no era una mala persona pero, todas las experiencias sufridas en todo este tiempo hacían mostrar ese lado malo y oscuro ante la gente desconocida. Porque en todos los años que llevaba en la calle, nadie, ni siquiera una de todas las personas a las que pidió socorro lo habían ayudado.  Lamentablemente lo  que comenzó por un pequeño niño abandonado, asustado y vulnerable cada día se iba tornando en un joven con sentimientos cada vez más rencorosos e impulsivos, aunque él sabía que en su interior aún quedaban algunos sentimientos buenos, pero estaban  tapados de tristeza, y rabia, aun así los seguiría guardando para no dejarlos salir.

Llegó a una plaza ubicada en el centro de la cuidad, siempre iba ahí para relajarse, se acostó a lo largo de una banca mirando fijamente el cielo, este lo relajaba viendo como las nubes se iban moviendo tan despacio y tranquilas, sin que nadie les molestara o apurara en su ‘vida’, eran tan afortunadas, el destino las había premiado bien.

"..Me gustaría ser una de ustedes..." Pronunció al cielo, siempre que miraba a las nubes le daba cierta envidia verlas tan tranquilas sin preocuparse por ningún problema que les trajera el mundo, solo tenían que avanzar en el cielo durante el día.

El por algún tiempo de su vida, cuando apenas era un niño de cinco años había soñado en convertirse en una de ellas para poder alcanzar a sus padres que se habían ido al cielo. "...¿Al cielo?...No lo creo... " Susurró para si mismo al pensar en ese lejano recuerdo. La creencia de que sus padres se habían ido al cielo fue desvaneciéndose a medida que los años pasaban y las duras experiencias vividas en la  calle le iban enseñando como era la vida realmente, fue ahí cuando él se dio cuenta de la cruel realidad.

En esa época de "descubrimiento" fue cuando todos los sentimientos de niño bueno e inocente iban desapareciendo uno a uno, y lo que había vivido a sus cortos cinco años, viendo como los  paramédicos iban sacando a su madre y a su padre muertos de su propia casa, no había sido un simple juego o que los estaban llevando a un viaje, como él había creído inocentemente. Cuando comprendió realmente la situación tuvo el pensamiento de matarse el mismo, ya que se sentía culpable sin saber exactamente el por qué, pero se sentía con demasiada culpa y quería acabarla toda con la muerte, para así dejar de auto atormentarse todos los días. Pero antes de llevar a cabo su plan, comprendió que matarse sería mucho más rápido e indoloro, así que decidió que el merecía sufrir, por lo que se quedó estando vivo con el trauma de aquella noche reviviéndose pequeñas partes cada noche en sus sueños, aún no podía recordar exactamente todo lo sucedido, sabía que ambos habían muerto pero su mente había bloqueado la mayor parte de recuerdos de aquella época, y él creía que eso era mejor ya que no quería saber el motivo.
Bajó su vista del hermoso cielo, sintiendo la mirada de alguien. Miró directo  y vio a una pareja de novios que lo estaban mirando fijamente. La mujer tenía una expresión asqueada mientras posaba la mirada en todo su ser.

"Ves cariño, te digo que estas personas ya no deberían existir" Pronunció ella, Yunho sabía que estaban hablando de él pero también ya estaba acostumbrado al rechazo social que había vivido años, personas mirándolo en menos, como alguna basura, era algo ya casi cotidiano así que él prefería hacerse el sordo ante cualquier palabra que le dijeran o cualquier cara que le pusiesen.

"Cariño te puede escuchar, habla más despacio" Le respondió el novio pero la mujer lo miró con una expresión de indignación, ella creía que podía decir cuánto quisiera aun así a los demás no les pareciera bien.

"Me da exactamente igual, después de todo es solo un sucio muchacho sobrante en este mundo" dijo ella, y Yunho le devolvió la mirada, él tenía claro que sería mejor estar muerto pero no entendía por qué la mujer se empeñaba en decirlo, ni siquiera se conocían.
La novia abrió los ojos al ver como el muchacho tirado en la banca la miraba fijamente sin decir nada, pero eso no la desalentó, sabiendo ahora que el chico la escuchaba siguió diciendo su repertorio de cosas crueles y sin sentido, solo para lograr alguna reacción en el muchacho.

"Es más, han habido muchos robos cercas de aquí ¿No crees que él podría ser el culpable? Es solo cuestión de mirarlo y darnos cuenta que no tiene nada para vivir, es obvio que recurre al robo" Insinuó y Yunho frunció el ceño. "Quizás...deberíamos llamar a la policía para que se lleven a esta escoria" Dijo con un deje de desprecio en su voz.
Yunho había estado escuchando todo lo que aquella mujer había estado hablando, había decidido ignorarla pero al escuchar que ella quería llamar a la policía salió de su letargo y comenzó a molestarse. Si bien aceptaba toda clase de insultos, él no aceptaba que interfiriera en su vida, después de todo el no interfería en la suya. Vio como la mujer agarraba su teléfono.

"¿Aló? Sí, oficial. Llamo para...." Pero no pudo concluir la llamada, ya que Yunho se había parado rápidamente y le había arrebatado su móvil, el novio de la mujer se paró en ese instante cubriendo a su pareja.

"¡Mi teléfono! ¡Atrápalo!" Gritaba la mujer exageradamente, ya que no era necesario tal escándalo, pues Yunho no se había movido ni siquiera un centímetro de ellos.
"¿Sabes que tú tienes la culpa de todo esto, cierto?" Le dijo el hombre a su novia poniéndola aún más histérica, ambos comenzando a gritarse mutuamente.

"Yo...no robo por gusto" dijo Yunho entremedio de la discusión de ambos novios, dejando caer el celular al piso mientras salía corriendo de aquel lugar en el cual solo había ido a 
buscar paz pero que se la habían arrebatado.

Caminaba por la calle, ya se había oscurecido así que tendría que buscar algún lugar para quedarse dormido. Llegó a un sector que no había visto antes, después de todo él siempre iba cambiando el lugar donde dormir por distintas circunstancias. Paro en cuanto vio un callejón solitario, entró mirando que no haya ninguna persona por ahí, después de todo cuando se entraba en el territorio de alguien más, podía ganarse una pelea, eso ya lo había aprendido por experiencia, ya que en sus primeros años en la calle llegaba y se dormía en cualquier parte que le pareciera "cómoda" pero terminaban sacándolo a patadas, aunque fuera solo un niño, en la calle no se tenía ese tipo de consideración ya que con aquellas personas tampoco nadie había tenido consideración .

Cuando ya estaba completamente adentro, se alivió al ver que no había nadie y que no había "registro" de que nadie durmiera ahí, por lo que buscando un buen sitio para dormir comenzó a reunir cartones y bolsas recordando la reciente situación por la que había pasado. Ella casi había llamado a la policía y eso hubiese sido un gran problema. Él no se llevaba bien con ellos.

Desde que era pequeño se veía escapándose de las autoridades, ya que cuando era pequeño ellos querían llevarlo a un hogar de menores y él no quería eso por  ningún motivo, el solo quería encontrar a sus padres por lo que siguió buscándolo año tras año, viviendo de lo que encontraba en la calle. Esperando poder encontrarlos, pero no pudo. 

Tiempo después cuando encontró a unos chicos en una condición parecida a la de él, pudo comprender muchas cosas, una de ellas fue que sus padres habían muerto y que toda su 'búsqueda' había sido en vano. Cuando él les contó a los chicos que los paramédicos se habían llevado a sus padres pero no los habían devuelto, ellos largaron a reír de la ingenuidad de Yunho. Por lo que decidieron tomarlo como el nuevo 'esclavo', le enseñaron a robar, a decir malas palabras, a guardar rencor en su corazón. Ellos habían hecho entrar a Yunho en todo tipo de cosas dañinas, había probado el cigarro a los siete años y había entrado a las peleas a los nueve.

Pasaban los años y Yunho se había quedado solo, ya que sus "amigos" lo abandonaron después de aburrirse y cansarse de él. Por lo que comenzó nuevamente la triste soledad para él. Aunque había entrado en un mundo tan diferente para él y la mayoría de sus sentimientos bondadosos ya habían cesado, el aún tenía la esperanza de que alguien lo ayudara a salir de este mundo. Pero a los quince años esa esperanza ya se había desvanecido, seguía viviendo tristemente con las sobras de todo el mundo, y siguió viviendo  de la misma manera hasta hoy que lo único que hacía era tratar de seguir sobreviviendo ¿Por qué? él aun no sabía por qué seguía con vida, después de todo ya no tenía ningún motivo.

Seguía buscando bolsas para acomodar más el lugar donde dormiría, cuando vio un pequeño osito de peluche botado entremedio de toda la basura, lo recogió inconscientemente observándolo, y apretándolo. Era suave y cómodo, pequeños recuerdos de su niñez se instalaron en su mente, pero cerró los ojos de inmediato no permitiéndoles entrar en su cabeza, él no quería recordar nada de cuando era pequeño ya que todo eso lo llevaba a recordar la horrible situación por la que había pasado a esa corta edad.

Con el osito en la mano fue a recostarse en el suelo, encima de los cartones apilados, cerró los ojos, pero antes de encontrarse con el sueño un ruido hizo que abriera los ojos rápidamente alertándose ¿Es qué alguien ya ocupaba este lugar? Miró al frente dándose por rendido a que tendría que enfrentar a alguna pelea con la persona que ya era dueño de este territorio, pero no vio a nadie. Se puso de pie con el peluche en su mano mirando a todas partes pero no veía nada ni a nadie.
Se quedó parado en la misma posición durante cinco minutos, pero no pasaba  absolutamente nada que le indicara señal de que había alguien.

"Quizás después de todo, finalmente me estoy volviendo loco" Pronunció indiferente, pero en ese mismo instante sintió nuevamente el mismo ruido y concentrándose en poner absoluta atención en aquel ruido pudo divisar que venía cerca de donde había encontrado al peluche.
Aunque lo dudó un tiempo, decidió acercarse a ver qué era lo que originaba ese ruido de bolsas. Comenzó a indagar con la mirada y cuando se dio cuenta de cómo estaba actuando bufó.

"Puede que sea un animal..." Susurró, sintiéndose estúpido por estar nervioso antes de ver lo que se hallaba ahí.
Se acercó hasta estar al lado del lugar, habían muchas bolsas, cartones y basura por lo que no podía ver bien, estiró una mano corriéndolas uno a uno pero se detuvo al visualizar un gran bulto, era ropa y pelo.

"¡Una persona!" Exclamó, cuando pudo divisar una mano, se apresuró y destapó dejando descubierto a una persona enteramente sucia. Yunho abrió grandemente sus ojos, era un niño quizás de su edad o menos, el chico estaba con los ojos abiertos sin decir absolutamente nada, mirando la expresión confusa del otro. Vio como el chico ni siquiera parpadeaba y la idea de que estuviera muerto azotó su cabeza, así que se apresuró a acercar su cara a la del chico y pudo oír su respiración, lo que lo dejó aún más confundido ¿Por qué el muchacho no reaccionaba? Era como si estuviera en una especie de trance del que no podía salir, Yunho vio como sus ojos estaban completamente hinchados, indicando que el chico había estado llorando mucho ya que también tenía manchas de lágrimas secas alrededor de sus dos ojos, no sabía qué hacer en un caso como este, pero decidió tomar al chico llevándolo donde él había preparado su lugar para dormir y lo acostó ahí

Yunho solo lo miraba, era la primera vez que se encontraba en esta posición, en la que otra persona necesitaba ayuda. Y él aunque no tuviera recursos, no se la negaría, no como a él que  todos se la habían negado.

"¿Cómo te llamas?" Preguntó "¿Qué haces por aquí? " Pero el chico no le respondía, mientras seguía mirando al cielo desde su posición. Yunho pensó que quizás a él también le relajaba mirar al cielo como a el también lo relajaba.

"Está bien si no quieres hablar, solo tienes que mostrarme si estás de acuerdo o no ¿Bien?" El chico recostado asintió con la cabeza y Yunho sintió un alivio al ver que era un pequeño progreso de parte de él. "¿Te perdiste?" El chico volvió a asentir "¿Tus padres viven por aquí?" Preguntó nuevamente, pero esta vez el chico no respondió y volvió a entrar en el mismo estado de trance, por lo que Yunho pudo comprender que en esa última pregunta podía encontrar respuestas al ver la reacción del otro, así que comprendiendo que ahí era el origen del problema decidió cambiar de tema "¿Tienes hambre?" El muchacho asintió firmemente, sentándose en los cartones mientras miraba a Yunho directamente.

Sabía que conseguir comida era extremadamente difícil, por lo que siempre que lo hacía guardaba de ella con sumo cuidado para hacerla durar lo más posible. Pero esta vez omitió todo eso a lo que estaba acostumbrado y de una bolsita que había guardado toda esta tarde, sacó un pan, el que le había quedado de haber robado esta mañana en una tienda y el cual tenía planeado comérselo esta noche, o en cuanto le diera hambre. Lo tomó y aunque en su interior le costó un poco, se lo estiró ofreciéndoselo al niño que lo miraba con un poco de confusión.

"¿Tienes hambre? Toma" Le dijo, y el otro tomó el pan, mirándolo minuciosamente " No tengo nada más que ofrecértelo, así que es mejor que te lo comas"  Y el chico comenzó a darle masticadas al pan, sintiendo un profundo alivio al comerlo, ya que no había comido desde hace dos días entero, probar algo hacía que su estómago se lo agradeciera mucho.

"¿No puedes hablar?" Intentó preguntar Yunho, pero el chico nuevamente no le respondió mientras seguía mordiendo aquel bocadillo.


Yunho dejó de hacerle preguntas, pero comenzó a hacerse preguntas en el interior el mismo, miraba al muchacho y pudo divisar que estaba lleno de tierra en su ropa y cuando bajo su mirada vio como en su mano tenía una pequeña quemadura que se marcaba en su piel blanca. Miró bien al chico y le dieron ganas de hacerle muchas preguntas pero sabía que este no le respondería así que frenó su impulso.

Estaba confundido, el chico no parecía ser alguien que frecuentara muy seguido la calle, ya que por su apariencia parecía ser de esos niños mimados que tienen todo lo que deseaban al minuto solo que estaba un poco descuidado y con la ropa sucia, pero bien Yunho sabía que no debía juzgar a las personas por su apariencia, ya que a él toda la vida lo habían juzgado por su simple apariencia de un delincuente.

"Me preguntó que me esperará por delante..." Susurró para sí mismo, pero al parecer el chico enfrente de él lo había escuchado ya que se volteó a mirarlo fijamente, Yunho pudo darse cuenta que tenía una mirada triste y vacía. Por un momento se vio reflejado a el mismo cuando era pequeño en aquellos ojos tristes que lo miraban, se sintió vulnerado al ver una persona con la misma mirada que él tenía hace unos cuantos años, como si estuviese pidiendo ayuda, como si aún no perdiera del todo la esperanza de seguir viviendo y poder ser feliz.

El chico terminó de comer y comenzó a mirar el perfil de Yunho, después de todo él lo había ayudado siendo que ni siquiera se lo había pedido, lo miró fijamente hasta que vio algo en el brazo de él.

"¿Qué sucede?" Preguntó Yunho al ver como el muchacho se quedaba perdido en sus pensamientos mirando algo de lo que él todavía no se había percatado "¿Hay...algún problema?" Volvió a preguntar sin tener una respuesta. Vio como el chico comenzaba a fruncir su ceño, pero no de rabia o irá, él estaba con una cara totalmente triste por lo que 
Yunho decidió seguir la mirada del niño hasta ver que era lo que lo estaba perturbando.
El chico estaba mirando directamente a su brazo, donde él tenía agarrado al pequeño y suave osito de juguete. Yunho rodó los ojos, necesitando explicar la situación.

"Esto no es mío, lo encontré hace poco cerca de donde tú estab...." Se calló en el instante completando un rompecabezas imaginario que estaba en sus pensamientos, él había encontrado el peluche muy cerca del chico. Pero ¿Era de él? Parecían casi de la misma edad por lo que le resultada imposible que chico de 17 años fuera dueño de un peluche así, pero al ver la expresión del chico pudo saber que él era el dueño del pequeño peluche.

Yunho estiró su mano pasándoselo y el muchacho tomó el oso de inmediato, apretándolo en un abrazo fuertemente.


"Con que era tuyo..." Susurró.


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NOTA: Holaaa! Les dejó el nuevo miniserial, tendrá cinco capítulos, es cortito por eso será actualización semanal u.u . Pero espero que lo disfruten y dejen sus comentarios^o^

Forgotten Children: Prólogo.

Estaba caminando por el parque, no sabía qué hacer se estaba oscureciendo así que tendría que volver a casa pronto pero no quería  regresar, no quería ver de nuevo a papá pegándole de esa forma a mamá, no quería verla llorar de nuevo. Desearía poder ser más fuerte pero no lo soy. Mamá, disculpas por ser tan cobarde pero desde la última vez que trate de entrometerme papá me golpeó muy fuerte, todavía puedo recordar como dolía mi cabeza aquel día.

Hoy apenas había escuchado como los dos se ponían a discutir salí corriendo de casa, tapándome los oídos y cerrando los ojos, no quería ver. Discúlpame mama, si tan solo fuera más grande...

Comencé a caminar de vuelta, iba golpeando una pequeña piedra mientras caminaba, escuché un ruido ¿Los bomberos? ¿La ambulancia? no reconocía bien el sonido, pero cuando los vi pasar por al lado mío haciendo el mismo camino que estaba haciendo yo hasta mi casa pude notar que se trataba de un carro de la policía y uno de ambulancia, miré curioso. Nunca había visto dos carros de las autoridades juntos, comencé a correr siguiendo el sonido de la sirena que para mi suerte iban por el mismo camino en el que yo iba.

Me detuve al percatarme de que ya no oía la sirena, hice un puchero triste, quería ver a los policías y a los enfermeros... Seguí caminando pero paré al ver los dos carros detenidos enfrente de mi casa, con los señores de la policía bajando rápidamente y derrumbando la puerta. Oh... Papá creería que yo rompí la puerta, me asusté pero me acerqué para ver porque entraban sin permiso a mi casa.

-Niño, sal de aquí este no es lugar para jugar- Me dijo empujándome un oficial de policía.

-Hmh, yo vengo a mí casa- Le respondí y el volteó a mirarme enseguida.

-¿Casa? ¿Cuál es tu casa?- Me preguntó y yo le señalé la casa de enfrente, por donde entraba un señor de blanco que había salido de la ambulancia con un maletín- Oh dios mío...- Dijo el caballero.
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-¿Por qué entran sin permiso? Mi mamá me dijo que no se podía entrar a una casa que no es suya sin permiso- Le dije y él me miró sin decirme nada, parecía como si el señor estuviera muy triste por algo.

Sentí un ruido proveniente de mi casa, miré y vi a dos personas de blanco cargando a mi mamá. Ella venía con los ojos cerrados cubierta de rojo ¿Por qué tenía tanta pintura en su cuerpo?


-¡Mami! ¡Ya regresé!- Grité corriendo hacia ella, pero ella que estaba siendo llevada por las personas de blanco, no me respondió. El policía con el que había estado hablando se me acercó y me corrió hacia atrás impidiéndome ver a mi mamá.

-Sí, el hombre y la mujer están muertos- Dijo un policía hablando por un aparato.

-Cállate- Advirtió, el policía que me tenía la mano en mi hombro. Ambos se miraron y asintieron con la cabeza.

-¿Quién murió?- Le pregunté.

-Nadie, no prestes atención. Ahora iremos a otro lugar ¿De acuerdo?- Lo miré confundido. No podía irme sin pedirle permiso a papá o se enojaría por mi culpa y retaría a mamá.- ¿Cómo te llamas?

-Yunho- Al mismo tiempo que le respondía vi nuevamente a los mismos hombres de blanco llevando esta vez a mi papá, que también estaba cubierto de pintura y con los ojos cerrados- ¿A dónde llevan a mi mamá y papá?- Pregunté curioso. A los dos los habían subido al carro de ambulancia ¿Estaban enfermos?

-Yunho, ahora te llevaré a un lugar donde hay muchos niños de tu edad ¿Bueno?- Fruncí las cejas, no quería ir a ningún lado, solo quería estar en casa. Pero el oficial me agarró del brazo antes de que pudiera dar un paso

-Suélteme por favor, tengo que ir a hablar con papá.- Le señalé mi brazo para que lo soltara pero él me ignoró.

-Tendremos que irnos ya- Dijo arrastrándome, comencé a desesperarme ¿Donde me llevan? ¡Tenía que ver a papá y mamá! ¿Por qué hacen esto? Se supone que la policía es buena ¿Por qué me arrastra?

-Tengo que ir...-Le dije, pero el señor era más fuerte. Tuve que acercar mi cara a su mano y mordérsela. No lo quería hacer pero él no me quería escuchar, yo tenía que ir donde mis papas. Salí corriendo por donde se había ido el carro de la ambulancia pero ya no veía su rastro por ninguna parte



-¡El niño! ¡El niño!- Gritó el oficial. Pero yo seguí corriendo, y no pudo alcanzarme.

                                                          

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Fanfic "Forgotten children"


Título: Forgotten children  (Niños olvidados)
Autor (a): Izumi YJ
Género: Drama, Angst, Slash
Extensión: 5 capítulos
Estado: Finalizado

Resumen:

"Él más que nadie sabía como enfrentar la vida solo, desde los cinco años que no tenía a absolutamente nadie, hasta que conoció  al chico del oso de peluche tirado entre la basura con su mirada totalmente perdida...."

Prólogo
Forgotten children: Capítulo uno

Forgotten children: Capítulo dos
Forgotten Children: Capítulo tres
Forgotten children: Capítulo cuatro.
Forgotten children: Capítulo final
Eplílogo